La agricultura constituye un sector estratégico que aporta un gran valor económico, social, territorial y medioambiental. En 2017, el sector agrario español empleó, solo de forma directa, a más de 749 mil personas, generando una producción vegetal superior a los 25.300 M€. Además, España es el país con la mayor proporción de PIB agrario de la Unión Europea (2,7% en 2017), así como el que cuenta con mayor diversidad agrícola. Si se incluyen también las actividades asociadas, el sector agrícola ocupa una posición central dentro del sistema agroalimentario, un sistema que constituye la segunda industria del país, muy cercana al turismo, con una contribución del 10,6% al PIB y del 14,2% al empleo.
Dentro de la Industria de la alimentación, la rúbrica de Fabricación de aceites y grasas vegetales y animales supone entorno al 8 % del total en número de empresas y establecimientos e inversión neta en activos materiales en 2021, frente a un 5 % en 2007 (fuente: INE)
En el periodo 2007 – 2018, el número de empresas operando en este sector se ha incrementado algo más de un 11 % llegando a un total de 2.056 empresas, siendo el mayor crecimiento en empresas de hasta 50 trabajadores.
Por otro lado, según la misma fuente, la participación de los conceptos de compra de materias primas y personal sobre el total de la cifra de negocios ha pasado en el periodo mencionado de un 85 a casi un 97%.
Con lo que podemos interpretar que la evolución en el subsector de Fabricación de aceites y grasas vegetales y animales, a falta de datos más detallados del sector de aceite de oliva, ha estado marcada por un aumento de la competencia y una mayor presión de los costes, sobre todo de las materias primas y el personal.
TENDENCIAS QUE AFECTARÁN A LA EVOLUCIÓN DEL SECTOR
El mundo experimentará una transformación sin precedentes en las próximas décadas motivada por tendencias globales, que ya hoy en día están teniendo un profundo impacto. Estas tendencias globales son de carácter macroeconómico y geoestratégico y serán la fuente de los principales retos y oportunidades para la industria agroalimentaria española. Según la consultora PriceWaterHouseCoopers, algunas de las más importantes serán:
El cambio climático, que afectará a la disponibilidad de recursos y a la forma de producir.
El cambio demográfico: aumento de la población mundial que conllevará un incremento en la demanda de alimentos del 70% de aquí a 2050.
La aparición de nuevos competidores con motivo de los cambios en los poderes económicos mundiales y el mayor peso económico de los mercados emergentes.
El aumento de las exigencias de los consumidores y su consiguiente reflejo en el incremento de los estándares regulatorios, con motivo del cambio de preferencias de los individuos por el proceso acelerado de urbanización y el mayor distanciamiento entre las zonas urbanas y rurales.
En este contexto, el éxito del sector agroalimentario español estará vinculado a su capacidad para garantizar la viabilidad económica de sus explotaciones en el sector primario y su competitividad en los mercados internacionales en la industria transformadora. Lo anterior pasará por aumentar la productividad y la eficiencia de su producción.
El último estudio de la cadena de valor del aceite de oliva, llevado a cabo por el MAPA, desgrana la rentabilidad de cada eslabón de la cadena responsable de poner desde el campo hasta la mesa el AOVE. La rentabilidad de las distintas fases es positiva, a excepción de la almazara que registra un resultado negativo de -0,01 €/kg, teniendo en cuenta que la horquilla de costes de la etapa extractiva varía entre 0,142 y 0,.384 €/kg (datos de campaña de molturación 2018/2019).
Este dato contrasta con un estudio equivalente de la cadena llevado a cabo por el MAGRAMA para la campaña 2009/2010 publicado en 2012, en el que el beneficio medio de la fase de transformación era de 0,174 €/kg, con un coste de 0,196 €/kg.
Según el profesor Parras, entre los objetivos y estrategias para el aumento de la competitividad del olivar y del sector agrícola, aparte de la mejora de la rentabilidad de las explotaciones olivareras, otro objetivo es aumentar la rentabilidad de las empresas transformadoras vía reducción de costes de transformación, envasado y comercialización. Y dentro de este capítulo, las fusiones entre empresas cooperativas y no cooperativas son una alternativa de crecimiento destacada.
En este sentido Antonio Ruz, expuso en unas jornadas celebradas por Pieralisi unas interesantes conclusiones de como el correcto dimensionamiento de las instalaciones y el aumento de tamaño de la almazara vía fusiones impactaba decisivamente en el coste de transformación, consiguiendo un ahorro de hasta 0,10 €/kg de aceite producido.
Por otro lado, la situación de otros cultivos que conviven en la cuenca mediterránea con el olivar ha sufrido una importante merma en el número de hectáreas cultivadas. Es el caso de los cereales. En el periodo 2007-2018 según la encuesta de superficies y producciones del MAPA, la superficie cultivada de cereal ha pasado de 6,244 millones de hectáreas a 6,033.
Parte de esta retirada se ha reconvertido a plantaciones de olivar (2,280 millones de hectáreas en 2007 frente a 2,623 en 2018), donde la rentabilidad en el caso de disponer de dotación de agua para riego se dispara y ha supuesto un importante reclamo para grandes grupos inversiones que han encontrado un refugio seguro y rentable en el olivar de alta densidad. Es la nueva olivicultura, con producciones que pueden llegar hasta los 12.000 kg de aceituna por hectárea y un tiempo de recolección record gracias a la mecanización integral de la recolección que aumenta de forma ostensible las entradas diarias a la almazara.
Bien porque en determinadas zonas como Extremadura o la zona de la campiña típicamente cerealista se están dando este tipo de cambios de uso de la tierra, bien porque muchas almazaras están poniendo en su punto de mira la posibilidad de fusionarse entre ellas para alcanzar mayor tamaño que les permita mejorar su rentabilidad, la gestión de grandes volúmenes a molturar diariamente se hace año tras año una demanda más frecuente por parte del sector almazarero.
PORTUGAL: CAMPO DE PRUEBAS DE LA NUEVA OLIVICULTURA, BAZA ESTRATEGICA PARA PIERALISI
Portugal ha experimentado durante las dos últimas décadas un desarrollo sin precedentes en el sector del aceite de oliva. El epicentro ha estado en la región del Alentejo. Las principales cifras de Portugal son : 9º país en superficie de olivos, 6º en producción de aceite de oliva, 4º exportador de aceite de oliva, primero en iniciar la recolección. Como carta de presentación no está mal.
La razón principal de esta revolución ha sido la construcción del embalse de Alqueva, el mayor lago artificial de Europa occidental. Su construcción ha permitido dotar de agua para riego a 110.000 ha, muchas de las cuales han sido de olivar.
Esto ha dado lugar a una enorme inversión, muchas veces impulsada por fondos de inversión en plantaciones de alta densidad y almazaras con la tecnología punta disponible, convirtiendo a la región del Alentejo en la principal incubadora de innovaciones del sector industrial oleícola. En los próximos años se prevén plantar 42.000 hectáreas de olivar más en el Alentejo.
Este modelo de negocio supone un importante reto para los almazareros que ven aumentar año tras año los kilos molturados y en un periodo muy limitado de tiempo, lo cual les obliga a dotarse de decanters con cada vez mayor de capacidad de procesado diario. Es el tiempo de los grandes tonelajes.
Para los fabricantes de maquinaria esto supone un desafío de no menos calado. La olivicultura en seto, se sirve de variedades de olivo muy productivos pero que necesitan tener poco vigor vegetativo. Y hoy en día esto se da en variedades de difícil extractabilidad como Arbequina, Arbosana o Koroneiki. El sector productor de material vegetal ha dado en los últimos años un decisivo empuje a esta nueva forma de cultivar el olivo desarrollando mediante selección de patrones y cruzamientos genéticos nuevas variedades que aminoran los inconvenientes de las anteriores. Las variedades Sikitita, Oleana o Leccitana son ejemplos de ello.
Conseguir buenos niveles de agotamientos en los orujos cuando hablamos de grandes tonelajes y frutos de difícil extracción, es como salvar un más difícil todavía circense. Es sabido que el mayor tamaño de un decanter centrífugo limita el número máximo de revoluciones a los que puede girar. Y estas RPM tienen relación directa con la fuerza centrífuga que se genere y que será la responsable de hacer la separación del aceite contenido en las aceitunas previamente molturadas y acondicionadas en la fase de batido. Si además de esta limitación, le sumamos la dificultad del producto a procesar, el reto está puesto sobre la mesa.
Pieralisi ha pasado con cum laude una prueba de fuego en este sentido en un riguroso test llevado a cabo por uno de los más exigentes productores de Portugal. Durante la pasada campaña de molturación con casi 80 millones de kilos de aceituna molturada, un decanter Pieralisi SPI 76.2 junto con las nuevas batidoras de 10.000 kgs de capacidad por vaso ha sido testado frente a otros competidores para comparar su comportamiento, principalmente con variedades Arbequina y Arbosana en las que la humedad se situaba entre un 55 y un 60 % de media.
El decanter Pieralisi SPI 76.2 con capacidad para procesar 500 toneladas al día, ha alcanzado los mejores resultados de agotamientos en los orujos medidos en grasa sobre materia seca, consiguiendo unos resultados nunca vistos en estas variedades.
El buen hacer del cliente junto con el soporte continuado del personal de postventa de Pieralisi España junto con ingenieros de la casa matriz italiana ha permitido crear un equipo de trabajo conjunto en el que el clima de confianza generado ha desembocado en unos resultados inmejorables.
Este éxito tiene como piedra angular desde el punto de vista mecánico el exclusivo sistema Rotodiff ®: un motor secundario de tipo hidráulico que permite alcanzar unos niveles de velocidad diferencial entre el bowl y el sinfín que permite domar las pastas de más difícil manejo. El resultado es máximos agotamientos, alta eficiencia energética y máxima rentabilidad. Justamente lo que el sector necesita para superar satisfactoriamente esta época de cambios e incertidumbres.
Y todo ello por mucho menos de lo que podamos pensar. Nuestro personal estará encantado de recibirle y asesorarle en nuestro Espacio Pieralisi, stand D17, Pabellón Interior de Expoliva, 21ª Feria Internacional del Aceite e Industrias Afines. Le esperamos.